Cuando se habla de trastornos de alimentación, se puede pensar en enfermedades como la anorexia y la bulimia, reconocidas como parte de un complejo abanico de consecuencias nocivas para la salud, presentando malos hábitos alimenticios, conductas de compensación como los vómitos autoinducidos, la toma de laxantes,la realización de ejercicio físico desmesurado, estando todas ellas encaminadas a mantener una imagen física idealizada.
La ortorexia, es considerada otro trastorno de alimentación caracterizado por una obsesión por comer alimentos considerados saludables, limitando la ingesta de carnes rojas, huevos, azúcares, lácteos y grasas, produciendo en ocasiones una desnutrición preocupante.
Pero cuando se habla de atracones, no hay que infravalorar el origen, y las consecuencias del mismo, como un trastorno más de alimentación, que repercute de forma nociva en la salud física y emocional.
El trastorno por atracón suele estar relacionado con sobrepeso y obesidad, en el que la sobreingesta compulsiva de alimentos se caracteriza por ocurrir en poco tiempo, siendo una cantidad excesiva de alimentos y con la pérdida de control sobre la misma. No existen conductas compensatorias como en la anorexia y la bulimia.
En España afecta a un 2-3% de la población, teniendo las mujeres un 50% más probabilidad que los hombres.
En general, es poco frecuente encontrar los trastornos de alimentación en su estado puro, la aparición de una combinación entre ellos, suele ser habitual, siendo el denominador común la insatisfacción con la propia imagen y el peso, y la presencia de otros cuadros psicológicos relacionados con los trastornos de ansiedad, y en mayor medida con la depresión.
La ingesta compulsiva suele aparecer al final de la adolescencia y prevalecer durante años sin recibir tratamiento psicológico, a excepción del endocrino o nutricionista para la realización de dietas o regímenes constantes.
El predominio del trastorno por atracón es mayor que otros trastornos de alimentación (anorexia, bulimia, ortorexia), presentándose cinco veces más que la anorexia.
FACTORES PRECIPITANTES Y MANTENEDORES DE LA SOBREINGESTA COMPULSIVA.
LAS DIETAS
La realización de dietas constantes, puede ser una de las principales causas de dichos trastornos.
La insatisfacción personal con el propio cuerpo o la presión social y/o familiar, genera preocupaciones que “necesitan ser resueltas cuanto antes” y pueden producir la realización de regímenes poco saludables que no pueden mantenerse a largo plazo.
Se caracterizan por el mensaje de “prohibición” que aunque al principio y dependiendo de la motivación puede funcionar, terminan convirtiéndose en una esclavitud, limitando la vida social y familiar,tendiendo al aislamiento. Además los pensamientos y preocupaciones giran de forma constante alrededor de lo que “no tengo/puedo comer” apareciendo en consecuencia un sentimiento de fracaso si no se consigue mantener la dieta en el tiempo establecido.
El efecto “rebote” aparece como consecuencia de la restricción, siendo insostenible para el cuerpo y la mente la carencia de determinados alimentos que se consideran necesarios para un funcionamiento equilibrado. Con este proceso, se adquiere un sentimiento de fracaso polarizado, de “todo-nada”, resultando difícil mantener el peso ideal, a largo plazo.
DEPRESIÓN Y ANSIEDAD
En cuanto a cuál de ellos se inicia antes, la depresión o el trastorno de alimentación, se podría decir que existe una línea muy fina entre ellos, ya que entre los principales síntomas de la depresión se encuentra la sobreingesta de alimentos y la falta de energía y motivación para querer cuidarse, en cuanto a si es el trastorno de alimentación el que se presenta en primer lugar, las oscilaciones de peso que produce la dieta y el atracón, puede propiciar la aparición de sentimientos de culpa, tristeza, impotencia y desesperanza por no sentirse capaz de mantener el peso deseado.
Los atracones relacionados con la ansiedad, generan una satisfacción a corto plazo, debido a que tragar resulta relajante, pero el bienestar es tan efímero y conlleva consecuencias tan negativas, que es el sentimiento de culpa, el de vergüenza y el sentirse “incapaz” de manejar la situación, el que reactiva el mecanismo depresivo.
CARACTERÍSTICAS DE PERSONALIDAD
El déficit de Autoestima, suele estar asociada a los trastornos de alimentación. Caracterizado por tener una evaluación negativa sobre uno mismo en diversas áreas de la vida, social, físico, laboral, familiar, etc. Pero suele ser el concepto negativo sobre la propia imagen y la percepción irreal de la incapacidad para poder afrontar y resolver situaciones con buenos resultados, los que producen “el abandono” del autocuidado físico.
Intolerancia al fracaso. El miedo, una de las emociones típicas de la baja autoestima, es habitual percibir las situaciones distorsionadas, y el futuro puede parecer peligroso o incierto. La falta de confianza en las propias capacidades, hace que aquello que se inicia no tenga continuidad. Ya sea aferrándose a excusas o asumiendo su falta de vigor, teniendo dificultad para iniciar, para continuar y para terminar cualquier cosa. Se tenderá a abandonar el camino marcado, y se buscará otro menos atemorizante. La aconstancia, la falta de continuidad, señala poca tolerancia a la frustración.
MALOS HÁBITOS
Las emociones negativas asociadas a los atracones, o la forma de vida, pueden producir cambios en el estilo de alimentación, como comer alimentos que no requieran cocinarlos cuya ingesta sea inmediata, comer de pie si se está sólo para terminar cuanto antes, utilizar fuentes o platos grandes que sirvan de medida, hacer 3 comidas diarias saltándose alguna, en ocasiones porque se ha producido el atracón, o tragar los alimentos casi sin masticarlos.
Los atracones nocturnos, suelen ser los más habituales y suelen estar relacionados con los momentos del día en los que uno puede «permitirse» premiarse y darse placer a corto plazo porque se encuentra a solas en su casa, se encuentra más ocioso o por aburrimiento.
EL ENTORNO SOCIAL Y FAMILIAR
En ocasiones, el entorno social y el familiar suele desconocer el sufrimiento que está padeciendo la persona afectada por dicho trastorno de alimentación, frecuentemente porque es la misma persona la que oculta su malestar, tendiendo al aislamiento y justificando su ausencia o su estado físico con un sinfín de motivos poco realistas.
Otras veces, es el mismo entorno el que puede presionar con comentarios relacionados con el físico, o la incapacidad de la persona para poder mantener las dietas o ser constante, aspecto que produce un mayor aislamiento, produciendo una dieta emocional.
CAMBIOS HORMONALES Y BIOLÓGICOS
Estudios recientes realizados por una experta en desórdenes alimenticios, Kelly Klump de la Universidad estatal de Michigan, revela que “los cambios en las hormonas ováricas conducen a aumentos de los atracones y la ingesta de comida emocional a través del ciclo, lo que puede ser muy problemático para las mujeres, sobre todo porque el ciclo se repite mensualmente», demuestra que estas hormonas pueden alterar los genes que desencadenan los síntomas psicológicos en la mujer, como la alimentación emocional.
Cuando nuestro organismo ingiere azúcares, puede segregar una sustancia química muy placentera llamada dopamina. Si tu cerebro está acostumbrado a segregar mucha dopamina mientras tienes atracones de comida, puede desarrollarse una adicción como a cualquier otra droga. De esta manera, tu organismo necesitará cada vez más niveles de dopamina para sentirse bien.
TRATAMIENTO PSICOLÓGICO
La visita a psicólogos en la actualidad, se está convirtiendo en el tratamiento de elección para abordar los atracones, siendo recomendado por profesionales como endocrinos o nutricionistas que, de forma aislada, presentan dificultades para conseguir resultados a largo plazo. Los tratamientos multidisciplinares, se sitúan entre los que mejores resultados presentan y los que consiguen erradicar mecanismos y hábitos establecidos desde hace años.
-Identificar el factor causal que produce el deseo de ingerir de forma compulsiva; ansiedad y/o depresión, aburrimiento, haber realizado dietas muy estrictas, ciclos hormonales, malos hábitos, entre otros.
-Establecer nuevos hábitos de alimentación que impliquen modificaciones conductuales como, comer en platos pequeños, no saltarse ninguna comida, masticar más de lo habitual cada bocado, permanecer sentado, cocinar lo que se va a comer y así evitar la ingesta rápida, permite que la sensación de saciación, llegue antes.
-Si hacemos dietas, con profesionales cualificados, establecer pautas y hábitos alimenticios que puedan mantenerse a largo plazo, intentando evitar la restricción exhaustiva de alimentos.
-Realizar actividades (físicas y de ocio) que ayuden a mejorar el estado de ánimo. Los psiquiatras establecer la realización de deporte de forma regular como la forma de poder sustituir la ingesta de antidepresivos.
-Aprender recursos nuevos que ayuden a liberar las emociones negativas, por ejemplo: si llegamos a casa después de un día duro de trabajo, sustituir el atracón por un baño de espuma caliente, salir a dar un paseo, leer un libro que nos guste, practicar alguna técnica de relajación. O si por el contrario es el aburrimiento el que aparece en nuestra vida, es el momento de establecer actividades que motiven y sustituyan el abandono, la dejadez o la pereza.
-Aumentar la autoestima con un tratamiento psicológico relacionado con la toma de conciencia del autocuidado físico y psíquico. Descubriendo cuales son los factores que están bloqueando la motivación necesaria para alcanzar las metas personales.
La finalidad del tratamiento psicológico consiste en conseguir un cambio de creencia en uno mismo relacionado con YO SÍ QUE PUEDO.
Syra Balanzat






