21 Sep

¿Qué necesito para ser feliz?

felicidad

La psicología positiva y la inteligencia emocional plantean un interés compartido con respecto a la felicidad y el bienestar, por un lado, la psicología positiva analiza el bienestar subjetivo tras poner en práctica fortalezas y virtudes, y la inteligencia emocional, se centra en la gestión y la elaboración de las emociones positivas y negativas para encontrar la felicidad individual. Esta no sería una inteligencia innata, si no que se basaría en el aprendizaje de estrategias individuales que permitirían la elaboración de habilidades específicas para poder manejar y adaptarse a situaciones difíciles, y potenciar y mantener las que aportan bienestar.

La identificación individual de pensamientos, comportamientos y emociones, es una de las primeras fases para poder clasificar cada una de ellas como aceptables para alcanzar nuestro objetivo, la felicidad. Si percibimos que el diálogo interior que poseemos entorpece, dificulta, impide actuar o tomar iniciativas para sentirnos mejor, entonces alcanzar nuestro objetivo, se encuentra condicionado y encadenado a todos los mensajes que como un tornado, arrasa con cualquier mensaje de acción que pudiera llevar a realizar cualquier actividad gratificante.

Por tanto, será necesario modificarlo por otros, desafiando, cuestionando y poniendo en práctica nuevas creencias y hábitos que hasta entonces no se habían experimentado, ya que si mantenemos el mismo argumento y comportamiento ante situaciones distintas, continuaremos obteniendo el mismo resultado.

Las emociones y las expresiones corporales, son factores que no pueden ir separados de la mente, cuando uno actúa, el otro reacciona. Si se intenta ignorar la parte emocional y su manifestación corporal, ésta no desparecerá, si no que incrementará su expresión dificultando alcanzar sensaciones de tranquilidad, y por tanto de felicidad.
La inteligencia emocional que Daniel Goleman planteó, se basa en un conjunto de habilidades entre las que destacan el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la capacidad para motivarse uno mismo.

¿Cómo podemos hacerlo?

1. Narrar lo que nos pasa, permite colocar nuestros pensamientos fuera de nuestra mente permitiendo verlos con una cierta distancia y con mayor claridad, además, el procesamiento de la situación que nos afecta, se produce más rápido que si no lo expresamos, y las emociones asociadas como el miedo o la tristeza, se van disipando a medida que se van expresando.

2. La felicidad es subjetiva, lo que para unos puede ser momentos de placer, para otros puede ser aburrimiento, por eso la comparación con los objetivos de los demás o querer alcanzar lo que poseen los demás, no será un indicativo de nuestro bienestar.

3. Plantéate qué necesitas, en ocasiones el rumbo de la vida nos puede llevar a alcanzar objetivos que no son nuestros, si no que corresponden a nuestra pareja, hijos, jefe o padres, y cuando nos planteamos qué queremos, resulta complicado emitir una respuesta.

4. Piensa en los momentos que te hacen sentir bien, no tiene que ser grandes momentos, sólo aquellos que te hacen estar relajado/a, o sonreír , si te resulta complicado encontrar algo en la actualidad, piensa en la última vez que te sentiste bien, qué estabas haciendo, qué pasaba por tu cabeza.

5. Analiza si existen creencias arraigas rígidas e inflexibles que dificultan disfrutar del placer de sentirte bien, ya que responden a patrones aprendidos basados en palabras de “debo y tengo” y en posturas de “todo o nada”.

6. Percibir el nivel de control y energía invertida en determinadas situaciones. En ocasiones nosotros nos poseemos el control de lo que ocurre, y esto suele estar relacionado con circunstancias relacionadas con las personas, con las situaciones externas. Saber qué es lo que depende de ti y qué es lo que tú puedes hacer para mejorar determinadas circunstancias, permite ahorrar energía e invertirla en aquello que sí pueda resultar útil.

Alcanzar la felicidad depende de nosotros, sólo un porcentaje mínimo se relaciona con el azar y la suerte.

La perseverancia y constancia permite conseguir resultados positivos, siempre y cuando no se olvide el cuidado personal y las señales internas que nos indican y orientan que algo nos hace sentir bien o que hay algo que puede mejorar.

Syra Balanzat

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